Al final de los 91 nos fuimos a
pasear por Mendoza, en nuestro gol gasolero, a la vuelta decidimos
pasar por Sierra de la Quijada, Prov. de San Luis.
Llegamos por la tarde, de un
hermoso día, muy caluroso. Llevábamos carpa, y todo el equipo para
acampar, mucha agua y fruta, cítricos, sandía y melones.
En el ingreso a la reserva, no
había persona alguna, como para tener alguna información. Entramos
e hicimos los recorridos habituales, todos señalizados. Regresábamos
para el ingreso cuando a mitad del recorrido (en auto) encontramos el
lugar para camping. Solitario, sin agua potable, con dos magros
arbolitos cómo lugar de sombra (algo de sombra). Decidimos acampar.
Armamos el campamento, carpa, bolsas de dormir, luz portátil
conectada a la batería del auto. Nos sentamos a la tenue sombrita de
uno de los dos arbolitos, y así fue pasando el tiempo. Merendamos,
cenamos, y descansamos del largo viaje mañanero y del recorrido
hermoso por el lugar, y en lo mejor que pudimos fuimos girando los
banquitos, despacito siguiendo la poca sombra.
El cansancio nos venció, y nos
dejó sin deseos de ir hasta el ingreso, para avisar que estábamos
en el lugar, y nos fuimos a dormir, apenas se fue el sol, y empezó
la magistral oscuridad con un cielo impresionante, espectacular, con
miles de estrellas visibles.
Pero cerca de la una de la
mañana, todavía estábamos sin poder conciliar nuestro sueño, y
allí nos atrevimos a sincerarnos….”Che, donde estamos, en el
infinito?”. “Viste no se escucha nada, ni soplar viento, ni un
animalito, ni un bichito, ni una vaquita, nada…….existiremos?”.
Abrimos la entrada de la carpa y nos asomamos, nada de nada. Nada se
movía, y el silencio nos abrumaba totalmente, y nos fue
desesperante.
Rápidamente nos levantamos,
subimos al auto, y nos dirigimos a la entrada. Y grandiosamente en
ese momento llegaba el Sr. Guardaparque, su esposa e hijos…...y a
pesar de que no vimos a nadie, hubo alguien que ya le había avisado
que tenía a unos solitarios acampantes. Se creyó que nos había
pasado algo, pero luego de un rato de tartamudeante charla, nos
entendió. Lo tomaron con calma y nos ayudaron con su conversación.
Y nos quedamos un buen rato hasta que nos calmamos y regresamos al
campamento a dormir con tranquilidad, y bien “frititos”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario