El terreno sur al costado de la estación J.M. Bosch, en la prov. de Buenos Aires, era una superficie vacía, grande, propicia para los juegos infantiles y algún partidito de futbol, de los chicos y de los no tan chicos. Con el tiempo se subdividió, y aparecieron una subestación eléctrica del ferrocarril, una agrupación de Boy Scout, un restaurante, un paredón para hacer algún emprendimiento, etc.
Pero antes de toda esta usurpación moderna, seguramente por falta de espacios libres, o por el nuevo valor de la zona, que seguramente se extenderá, o no, se “plantó” una importante cantidad de árboles, eucaliptos, sin entrar en la posible discusión si este árbol era el adecuado o hubiese sido mejor plantar arboles autóctonos, pero se plantaron. Ordenados todavía lucen su encanto, su ruido en días de viento, su sombra en los calurosos días de los veranos, arcos para algún partidito de futbol, refugio para los enamorados, oscuro para los difíciles días actuales, pero un pequeño bosquecillo, en una zona tan poblada, es algo digno, para los vecinos actuales.
El día que se plantaron, obreros hicieron los pozos, algunos trajeron los pequeños arbolitos, y los alumnos de la zona los plantaron, en presencia del Sr. Presidente de la Nación.
Que el bosquecito, cuyos arboles hoy tienen una considerable altura, que ya demuestra su tiempo vivido, que perduren por mucho tiempo!!!!
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