Diciembre de 1981. Habíamos emprendido una larga aventura, con auto y tráiler, hasta la zona de S:C: de Bariloche. Un Renault R4 y un tráiler Pionero 200.
Luego de luchar con el largo viaje, y previas paradas en Carhue, Neuquén Capital y el Yeti (camping famoso en Bariloche), decidimos acampar en el Lago Gutiérrez. La excusa no estar encerrado entre casas y poder disfrutar de la libertad y del extraordinario lugar. El camping estaba sobre la costa oeste del lago, sobre el camino al Catedral. Cerca de la casa del Sr. Guardaparque del lugar.
El matrimonio concesionario del lugar, un señor empleado, que además era guía del ejercito (de ambos países) nacido en algún lugar del cruce de la cordillera, entre Argentina y Chile, anotado en el civil del país vecino por la sola razón que transportaban ganado para alá, por lo tanto “el se consideraba andino”, y la estrella del lugar, el CHOCO un perro raza “puroperro”, de pelaje negro brilloso. Además estábamos nosotros cuatro, una pareja joven de ingleses, y un uruguayo, que estaba haciendo una larga estadía parta aclimatarse al frío, pues pensaba intentar el Aconcagua, en invierno.
Lo interesante de nuestra estadía, el sufrimiento con honor, fue que de los ocho días que estuvimos allí, llovió siete días y medio, también nevó un día, pero lo disfrutamos mucho, y todos los días a última hora de la tarde hacíamos con el R4 un circuito chico, con algunas variantes para conocer otros lugares adyacentes.
Delante del tráiler teníamos un toldo hecho por nosotros de tela de avión, cerrado el extremo delantero y sobre el frente una puerta hecha con un plástico fuerte. Allí teníamos la mesa campinera, hecha por mi viejo, las sillitas de madera tipo tijera, también hechas por mi papa, debajo de la mesa colocábamos un calentado bran metal, a querosene, que oficiaba de cocina y de estufa.......
Todas las mañanas cuando nos aprestábamos a desayunar, se venía el Choco, nos saludaba, moviendo la cola alegremente y se acostaba al lado de la “estufa” improvisada.......y desayunaba con nosotros.....eso si le teníamos que dar pan tostado con manteca........ya que pan solo no comía.......y que contento que se ponía y agradecía con varias refregadas de su hocico.......ahh y era a el al que teníamos que dar la primera tostada, y me olvidaba: también había que colocarle azúcar, sino se enojaba!!!!!!
No venía ni al medio día ni a la noche........pero, eso sí, volvía a la merienda, donde nuevamente comía sus dos tostadas con manteca y azúcar..........
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