jueves, 14 de diciembre de 2017

1923/24 CIVILIZACIÓN O BARBARIE

Mi mamá, sus padres y hermanos, vivían en una casa, tipo conventillo, en Caballito, ciudad de Buenos Aires. Era una familia, solamente, un poco menos, que pobres.

Mi abuelo, Juan, al que no conocí, era policía. Mi abuela, María, en cuya casa pasé mucho tiempo de mi infancia, era la típica ama de casa de la época, callada y obediente. Sus hijos, o sea mis tíos, cuatro hermanos. Mi mamá, la segunda cronológicamente, a la época año 1923 o 1924, de ésta mini historia.

Mamá era una persona que mentalmente estaba preparada para el estudio, y lo deseaba, no pensaba en una universidad, pero si en terminar el primario y en hacer algo más. Le gustaba la declamación, la poesía, escribir, conocer. Era fanática de las ritmas de Bécquer. Tengo un libro de ellas, donde en una pagina escribió una de sus poesías. En total quedaron una docena de ellas. Dos tuvieron menciones en distinguidas sociedades, de las cuales me han quedado notificaciones. Su última fue un reconocimiento a nuestros héroes de la guerra de Malvinas.

Su papá, como hombre de la época, estaba almorzando solo, en la cocina de su casa. Su esposa parada al costado de la cocina económica, de ladrillos y hierro, donde prendía la carbonilla, que desechaba el ferrocarril del Oeste, esperaba pacientemente, cualquier indicación masculina. Ese día mi abuelo tenía una sopa con fideos, un trozo de pan y un vaso de vino, para su almuerzo. Sobre la mesa un diario de la época.

Termina su comida, mi abuelo, y mientras degustaba su vaso de vino, llama a la “Porota”, (Elvira Elsa), luego mi mamá. Silencio en la casa, pues todo suponía que ante tal llamado, algo iba a pasar. Se notaria la tensión de ese acto en toda la familia.

Se acerca la “Porota”, con mucho temor. Su padre señalandole el diario, le dice “A ver Usted, agarre ese diario, y lea lo que allí dice !!!”. Con miedo, tomó el diario, y empezó a leer las noticias entrecortadamente. Estaba en el segundo año de la primaria (primero superior en esos años). “Bueno basta, está bien, ahora tome este papel y este lápiz, y escriba su nombre, el de su mamá y el de sus hermanos”. La niña hizo lo que se le pidió y con un pulso acorde a su edad, escribió todos los nombres pedidos.

En ese momento sintió un orgullo tremendo, porque no era un reto lo que estaba recibiendo, sino un reconocimiento a su gran empeño por estudiar y aprender todo lo que la escuela, su gran anhelo, le impartía. Pero…….“Muy bien, Usted ya sabe leer y escribir, desde mañana no va más a la escuela !!!!!!!”.

Mi mamá se caso a los 26 años, luego de terminar la primaria…...

No hay comentarios.: