Llegan las fiestas de fin de año, las reuniones del 24 y del 31 se hacían en la casa de mi abuela María, en Caballito (CABA), San Eduardo al 600, entre los parientes y algún que otro colado rondaríamos las 30 o 35 personas.
La casa de mi abuela era ideal para este tipo de fiestas, siempre y cuando no hiciese frío, mucho viento o lluvia, porque sino no había un lugar grande y cómodo para poner tanta gente.
La casa, era una típica casa de los 1900, separada por un largo pasillo con pared divisoria, albergaba dos unidades de viviendas, que se alquilaban, la de mi abuela en el frente y la otra en la parte trasera. Además de mi abuela, que vivía con su hijo soltero, habitaba mi tía L. casada y con hijos pequeños, y además se subalquilaba una pieza y cocina a otra familia, no familiares. La casa tenía una gran galería a lo largo, abierta, conde daban las terriblemente grandes piezas (dormitorios), adelante dos cuartos con paredes de ladrillo los laterales al vecino y madera y chapa al frente, el primero era la cocina del subalquiler y el otro un guardador de trastos de mi abuela. Al fondo dos habitaciones mas chicas, una que oficiaba de comedor y la otra de cocina de la tía que vivía allí. Al fondo a la izquierda la cocina de mi abuela y a la derecha el baño grande y el de servicio. Allí la escalera a la terraza, y sobre el patio trasero, descubierto, tapado por la característica parra, la pileta de lavar grande.
La gran mesa se armaba en la larga galería, rodeada de todos los asientos existentes y los prestados, era una gran lucha conseguir asientos prestados!!!. Al costado de la galería y sobre la pared que cubría el pasillo de la casa del fondo, se colocaban grandes lonas, que conseguía mi viejo, en la maderera en la que trabajaba, para o que no pase el sol para el mediodía siguiente, o si había viento y lluvia por la noche, nos protegiera.
El menú era el “tradicional” de nuestra familia para las fiestas de fin de año, y siempre se repetía todos los años, mayonesa de ave, ensalada de lechuga tomate y cebolla, pollo al horno (de nuestras casas) y lechón al horno (de la panadería de Parral y Avellaneda), soda, cola o naranja concentrada, granadina, vino (siempre uno tinto que tenía una medalla tomada por una cinta roja, que compraba mi padre en las bodegas de J.B. Justo, por Pacífico) cerveza y para el festejo sidra y la tradicional sidra con ananá licuado, que vaya a saber por que, yo era el encargado de hacerla!!!, la tradicional ensalada de frutas y los turrones, chocolates, tortitas con nuez, (que traía mi tío Ch. que trabajaba como oficial en una fabrica de bombones y otras delicias, de una marca muy conocida de la época), pan dulce, sanguchitos de miga (que siempre hacia mi tío R), etc.
Así se llegaba en armonía hasta mas o menos hasta las dos o tres de la mañana.......y allí empezaba el tradicional baile??? de todas las fiestas, y que siempre se repetía, primero en las primeras horas del 25 y luego en las del 1ro de año: La tradicional discusión política entre el 50% de la rama peronista y el 50% de la rama opositora, con exporanea intervención de las mujeres para que las mismas no pasen a mayores, y el tradicional a los menores: vayan a jugar a la vereda. Para el 24 la cosa terminaba empatada y sin problemas, pero la del año nuevo, casi a las piñas, y con algunos que se iban de la tradicional fiesta. Por supuesto las bandas no se hablaban durante todo el año que se iniciaba, y los que no tenían mas remedio que verse las caras, buenas rosas!!? se seguían tirando. Y a veces hablaban tan fuerte que también los vecinos intervenían a los gritos, paredes de por medio......, y a la mañana siguiente el resto de las piedras que volaron? entre las casas y la vereda, paredes pintadas con leyendas y gente con bronca repetida.....
Y bueno esas eran nuestras “tradiciones fiestas de fin de año” !!!???
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