miércoles, 31 de diciembre de 2014
jueves, 18 de diciembre de 2014
miércoles, 17 de diciembre de 2014
martes, 16 de diciembre de 2014
PÁRRAFO DEL LIBRO TEMPESTAD SOBRE EL ACONCAGUA
Por a mañana solíamos tomar mate, chocolate o café con leche, según lo que se le ocurría al que se levantaba primero. Digo "por la mañana", aunque casi siempre ya eran las once cuando llegábamos a desayunar, porque nos levantábamos en el instante que los primeros rayos del sol iluminaban la carpa, lo que ocurría exactamente a las diez de la mañana. El sol tardaba tanto porque se asomaba precisamente detrás del Aconcagua, que se erguía sobre nuestro campamento en forma casi vertical. Antes de llegar el sol al campamento, hacía un frío que nos obligaba a quedarnos en las bolsas dormir, bien calentitas. Cuando los primeros rayos comenzaban alumbrar los techos de las carpas, en pocos segundos se calentaban estos, produciendo un calor inaguantable. Entonces, saltábamos de las bolsas y abandonábamos las carpas apresuradamente. Se le ocurrirá al lector preguntar: y ¿Qué hacían en los días de tormenta? Sencillamente,no nos levantábamos esos días. ¡Es decir , a mediodía, más o menos, salíamos, como fantasmas, hacia la cocina a a buscar alguna comida o a recorrer otras dependencias del campamento. Y volvíamos entonces a la carpa cada uno con el botín que había encontrado bajo la gruesa capa de nieve que cubría a veces todo en la despensa.
Del libro "Tempestad sobre el Aconcagua"
de Tibor Sekelj (1949)
lunes, 15 de diciembre de 2014
ACONCAGUA: “ESPERANDO AL 60”
LA “60”: Es una mítica línea de colectivos de la ARGENTINA (empresa de transporte de pasajeros de corta distancia) fundada en 1931 y cuyo recorrido principal es Constitución (CABA) hasta Tigre (prov. de Bs As). Constitución es un importante nudo ferroviario (hacia el sur de la Capital) y Tigre es el ingreso mas natural a la primera sección del delta del Paraná, lugar turístico internacional de referencia de la ciudad de Buenos Aires. Las abuelas dirían “el que no viajo en el 60, no conoce Buenos Aires”.
Ocurrió este relato hace unos cuantos años, 10 tal vez, mi esposa L., estaba intentando la cumbre del Centinela, por la ruta normal, integrando una expedición de un importante guía de la época, pero a la altura del refugio “Nido de Cóndores” les tomo una importante tormenta, con mucho viento y nieve, que hizo que la expedición decidiera la vuelta hacia “Plaza de Mulas”. L. iba bajando con una parte del grupo expedicionario, al cargo de 3 guías auxiliares, a mitad del camino entre el refugio y “Mulas”, ven a un joven expedicionario, sólo, apoyado sobre una gran piedra, que se había sacado su ropa de abrigo externa (gorro, bufanda, campera de pluma, etc), estaba en una aparente situación de “playa junto al mar, acompañado por su novia”, sonriente, disentido, hablando solo.......Uno de los guías dice “que le pasa a este loco, dentro de una hora empieza a congelar, se va a morir si acá lo dejamos”. Ya cerca, le preguntan: “che flaco, que estás haciendo.....”, la respuesta: “estoy esperando al “60”, pero está tardando mucho, uds. lo vieron........”. Al muchacho sus compañeros lo habían dejado solo, porque en ese punto, no lo habían podido dominar más, y en esas condiciones se estila salvarse dos que morir tres, sus compañeros siguieron bajando para salvarse del frío inminente y para avisar a la Patrulla (Guardaparques y Policía de Mendoza).
Nuestros guías se miraron y comprendieron que deberían hacer!!!, mientras uno de ellos se colocaba por detrás del “ido”, los demás y el grupo, por delante, le siguieron dando charla, dentro de un cuasi lenguaje irreconocido, el chico seguí insistiendo con el “60”, creo que quería tomarlo para ir a visitar a su lejana novia. El atlético Guía, que ya se había instalado por detrás del vago, rápidamente le asestó un terrible puñetazo en la mandíbula, el certero golpe lo durmió al instante, al inconsciente, enseguida entre todos lo arroparon con todo lo que tenía, le ataron su mochila sobre pecho y genitales, lo ataron con una soga, lo pusieron boca abajo, sobre la mochila, y entre todos, tirando de la soga, lo bajaron, a los golpes y a como se pudiera. Casi llegando a “Plaza de Mulas” se toparon con la patrulla que ya había salido a buscarlo, y le entregaron al “pasajero de la 60”, todavía inconsciente. Le salvaron la vida, ya que había sufrido lo que comúnmente se llama “mal de montaña” y su mente se había puesto a volar, llevándolo a un tiempo y lugar conocido por él, pero irreal para la ruta normal, del Coloso.
Parece una historia de libreto, pero es una historia real, el apunamiento y el mal de montaña se da con frecuencia, por lo que hay que estar siempre preparado y rodeado de gente profesional, que sepa capear el temporal, del enfermo.
domingo, 14 de diciembre de 2014
MESITA ARTESANAL
Construida con madera de descarte proveniente de un pallet cambiado por una botella de gaseosa cola.......
Es fuerte, macizo, pesado, las lluvias e inclemencias no lo han dañado, y también sirve como banquito.......
Llevó unos cortes, unos cuantos clavos y dos horas de trabajo. Un lujo muy práctico para el jardín!!!!
sábado, 13 de diciembre de 2014
LAS ULTIMAS PELEAS DEL AÑO (DÉCADA DEL 50)
Llegan las fiestas de fin de año, las reuniones del 24 y del 31 se hacían en la casa de mi abuela María, en Caballito (CABA), San Eduardo al 600, entre los parientes y algún que otro colado rondaríamos las 30 o 35 personas.
La casa de mi abuela era ideal para este tipo de fiestas, siempre y cuando no hiciese frío, mucho viento o lluvia, porque sino no había un lugar grande y cómodo para poner tanta gente.
La casa, era una típica casa de los 1900, separada por un largo pasillo con pared divisoria, albergaba dos unidades de viviendas, que se alquilaban, la de mi abuela en el frente y la otra en la parte trasera. Además de mi abuela, que vivía con su hijo soltero, habitaba mi tía L. casada y con hijos pequeños, y además se subalquilaba una pieza y cocina a otra familia, no familiares. La casa tenía una gran galería a lo largo, abierta, conde daban las terriblemente grandes piezas (dormitorios), adelante dos cuartos con paredes de ladrillo los laterales al vecino y madera y chapa al frente, el primero era la cocina del subalquiler y el otro un guardador de trastos de mi abuela. Al fondo dos habitaciones mas chicas, una que oficiaba de comedor y la otra de cocina de la tía que vivía allí. Al fondo a la izquierda la cocina de mi abuela y a la derecha el baño grande y el de servicio. Allí la escalera a la terraza, y sobre el patio trasero, descubierto, tapado por la característica parra, la pileta de lavar grande.
La gran mesa se armaba en la larga galería, rodeada de todos los asientos existentes y los prestados, era una gran lucha conseguir asientos prestados!!!. Al costado de la galería y sobre la pared que cubría el pasillo de la casa del fondo, se colocaban grandes lonas, que conseguía mi viejo, en la maderera en la que trabajaba, para o que no pase el sol para el mediodía siguiente, o si había viento y lluvia por la noche, nos protegiera.
El menú era el “tradicional” de nuestra familia para las fiestas de fin de año, y siempre se repetía todos los años, mayonesa de ave, ensalada de lechuga tomate y cebolla, pollo al horno (de nuestras casas) y lechón al horno (de la panadería de Parral y Avellaneda), soda, cola o naranja concentrada, granadina, vino (siempre uno tinto que tenía una medalla tomada por una cinta roja, que compraba mi padre en las bodegas de J.B. Justo, por Pacífico) cerveza y para el festejo sidra y la tradicional sidra con ananá licuado, que vaya a saber por que, yo era el encargado de hacerla!!!, la tradicional ensalada de frutas y los turrones, chocolates, tortitas con nuez, (que traía mi tío Ch. que trabajaba como oficial en una fabrica de bombones y otras delicias, de una marca muy conocida de la época), pan dulce, sanguchitos de miga (que siempre hacia mi tío R), etc.
Así se llegaba en armonía hasta mas o menos hasta las dos o tres de la mañana.......y allí empezaba el tradicional baile??? de todas las fiestas, y que siempre se repetía, primero en las primeras horas del 25 y luego en las del 1ro de año: La tradicional discusión política entre el 50% de la rama peronista y el 50% de la rama opositora, con exporanea intervención de las mujeres para que las mismas no pasen a mayores, y el tradicional a los menores: vayan a jugar a la vereda. Para el 24 la cosa terminaba empatada y sin problemas, pero la del año nuevo, casi a las piñas, y con algunos que se iban de la tradicional fiesta. Por supuesto las bandas no se hablaban durante todo el año que se iniciaba, y los que no tenían mas remedio que verse las caras, buenas rosas!!? se seguían tirando. Y a veces hablaban tan fuerte que también los vecinos intervenían a los gritos, paredes de por medio......, y a la mañana siguiente el resto de las piedras que volaron? entre las casas y la vereda, paredes pintadas con leyendas y gente con bronca repetida.....
Y bueno esas eran nuestras “tradiciones fiestas de fin de año” !!!???