La
“Piru” era nuestra gata. Ella venía con nosotros a todas las
acampadas que hacíamos.
Teníamos
un Falcón viejo y un trailler Pionero 200. Acampamos en Sierra de la
Ventana, para luego de unos días ir para Villa Gesell, donde ya se
encontraban mis padres.
Salimos
de Ventana hacia el mar, pero en determinado momento me doy cuenta
que el trailler no circulaba derecho, estaba algo inclinado. Paro en
la banquina y observo que la cubierta de la rueda derecha, estaba muy
baja. Tomo el inflador y me empiezo a dirigir hacia la misma para
darle aire (como era un cubierta y llanta 10’ era fácil usar el
inflador manual).
La
“Piru” dormía tranquilamente en la bandeja trasera del Falcón.
Pero
de pronto empezó a maullar (gritar) violentamente y a saltar
desesperadamente dentro del auto.
Nos
quedamos sorprendidos y nos dimos vuelta para mirarla. Seguía
nerviosa y “avisando”. Me doy vuelta para la rueda y en ese
momento me avisa mi esposa: “Quedate quieto”…..una yarará
estaba pasando por delante de mis pies!!!!!! Y siguió su camino.
Corrimos
un poco el auto, inflamos la rueda y seguimos viaje.
Gracias
vieja, me avisaste a tiempo!!!!
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