jueves, 27 de julio de 2017
BREVE VISITA AL PARQUE NACIONAL QUEBRADA DEL CONDORITO
Hicimos una breve
visita al parque, ingresando por el paraje La Pampilla, de la ruta
provincial nro 34, unos 7 kilómetros pasando el tradicional parador
El Cóndor, viajando desde Nono-Mina Clavero.
El ingreso al parque
no está correctamente señalizado, y cómo la ruta no es recta, no
hay tiempo para indicar correctamente la maniobra, de disminución de
velocidad e ingreso por la derecha del camino. Sería conveniente una
mejor señalización vial, principalmente con indicación de menor
velocidad y carteles advirtiendo el ingreso unos 300 metros antes.
Definitivamente el
ingreso al parque es tosco, con muy poca cartelería, y por un camino
de ripio, que se encuentra en muy buenas condiciones, existiendo
solamente un pequeño tramo con “serrucho”, suave. Luego de un
recorrido de 2,5 km se llega al “Centro Operativo Achala”,
moderno, con un playa de estacionamiento grande y de pendientes
suaves. El Centro es moderno, cuenta sala de interpretación, oficina
de ingreso y asesoramiento y baños públicos (excelente
mantenimiento).
En la oficina de
ingreso se debe anunciar al grupo concurrente y que tipo de caminata
se va a realizar. No se permite el ingreso al parque con el vehículo.
Existe un lugar de
acampe, libre, a unos 800 metros de el Centro de Operaciones Achala,
donde se puede ingresar con el vehículo, luego de obtener todas las
autorizaciones necesarias y de rigor. Es obligatorio concurrir con
carpa, bolsas de dormir adecuadas y calentador, ya que no está
permitido prender fuego. Con relación al agua potable se puede
llevar o también obtenerla del arroyo cercano, pero se recomienda
utilizar algún elemento “potalizador”.
Las excursiones se
realizan por senderos preorganizados, y señalizados
convenientemente. Las principales son, los interpretativos 1) Sendero
“Secretos bajo nuestros pies”, de una duración de 30 minutos y
2) Sendero “Piedra libre al zorro”(desde cerca de la estación
7). De aproximadamente 20 minutos. El primero con un recorrido de
1200 metros y el segundo de 750 metros. 3) Y el sendero principal de
aproximación a los balcones de la quebrada. Este está marcado con
estaciones, numeradas del 1 al 10. Desde la estación 10 se puede
visitar los dos balcones principales, el norte y el sur, de la
Quebrada del Condorito. Esta excursión tiene un tiempo estimado de 6
horas. Por tal motivo se recomienda el ingreso a las 9 hrs. Es de
hacer notar que el tiempo estimado de recorrido entre las estaciones
está estimado en 15 minutos. Los postes indicativos de las
estaciones son de color blanco para la ida y de color anaranjado para
la vuelta. Del Centro de visitantes hasta el Balcón Norte tenemos 6
kilómetros. Y de éste hasta el Balcón Sur, pasando por el Río de
los Condoritos, 2,5 kilómetros.
Para la caminata
larga se recomienda ropa y calzado acorde a la estación y a la
caminata, sombrero, protección solar, ropa de abrigo y un litro y
medio de agua. En caso de sacar agua de algún arroyo se recomienda
llevar pastillas potabilizadoras.
No está permitido
realizar escaladas y se debe retirar del parque todos los residuos
generados. Y no se permite el ingreso de mascotas.
Por haber llegado
tarde, solamente hicimos el recorrido Secretos bajo nuestros pies. El
trayecto es de recorrido normal de baja dificultad, apto para todos
los concurrentes. Es muy lindo y carteles de información mediante,
se puede conocer y aprender las características que el trayecto
pretende mostrar.
La limpieza de todo
el sector visitado fue perfecta y la atención de los guardaparques
presentes excelente. Y el comportamiento de los visitante, que era
bastante importante, habiendo contabilizado permanentemente unos 25
vehículos en la playa de estacionamiento, muy bueno.
Recuerden, como
último dato, que el abrigo a llevar es directamente proporcional a
la época de concurrencia, pero igualmente por hacer excursiones de
altura, aproximadamente 2000 metros, siempre es conveniente llevar
una mochila, con el suficiente abrigo. En está época la temperatura
puede bajar hasta 5 grados bajo cero. Pero se han registrado
temperaturas de hasta 20 grados bajo cero. Y que el clima puede
variar rápidamente y sin aviso.
lunes, 10 de julio de 2017
"LA EXCAVADORA" (Ciudad Jardín del Palomar)
Cuando los “Reyes” me trajeron la bici, con 10 años, una bici
del tipo “inglesa”, empezaron mis raides, que por supuesto cada
vez eran más largos y lejanos.
Con el tiempo un circuito tradicional, para mi, era ir por “la
excavadora” hasta ciudad Jardín de Palomar. Por allí todavía no
estaban hechos los grandes monoblocks de la actualidad, por lo que
existía mucho espacio para hacer recorridos, por senderos de tierra,
y no por asfalto. Los domingos por la mañana concurría a una de las
varias canchas de fútbol (de 11) que había en la zona, para ver a
mi equipo preferido, que no recuerdo ni como se llamaba ni como era
su camiseta, pero que tenía un nro 5, de los tradicionales, que era
muy bueno y era el “jefe” del equipo, aunque bastante veterano.
Casi no perdían.
La excavadora, se extendía a los costados de la vía, para maniobras
de carga, que unía los ferrocarriles de la zona, hoy una parte es
ocupada por la amplia fábrica de autos.
En una época se uso como basurero a cielo abierto. Y para ese tiempo
siempre se veía algún volcado de escombros y/o ramas. La zona era
baja, inundable en días de lluvia, con algunas lomadas no muy altas
hacia el norte. Según leí posteriormente y también escuche relatos
de los pobladores antiguos de esa zona, allí se encontraba
estacionado parte del ejercito de Rozas, y principalmente su
artillería, que se encontraba semi-oculta por las hondonadas del
lugar.
Según algunos vecinos el lugar se conocía como “la escavadora”,
porque en un tiempo aparecieron muchas maquinas viales, de ese tipo,
y durante un tiempo estuvieron excavando el lugar en busca de
antigüedades de la citada batalla. Dicen que los cañones que se
exhiben en el museo de Lujan fueron sacados de esa zona.
domingo, 9 de julio de 2017
PERROS EN LA IGLESIA DE ALPA CORRAL
Nos sucedió hace unos cuantos años. Estábamos acampando en el
camping El Pinguino, en la localidad cordobesa de Alpa Corral.
Faltaban pocos días para Navidad. No había casi nadie en el
camping, ni en el pueblo. Todavía no se notaba su auge turístico.
El dueño del camping nos invita al pesebre viviente que se realizaba
ese día en los jardines de la iglesia del pueblo.
Concurrimos. Estaba prácticamente todo el pueblo allí reunido. Todo
en paz y muy tranquilo, y los concurrentes casi parientes/amigos entre
todos. El pesebre excelente, mayores, niños, bebes, animalitos, el
tradicional burrito, etc.
Luego venía la misa. Fuimos. Nos quedamos cerca de la puerta de
ingreso, detrás de todos los feligreses. Hubo bautismos,
confirmaciones, comuniones, casamiento y la tradicional misa.
En la entrada, teniendo como limite el dintel de la puerta, unos
cinco perros, raza puros perros. No ingresaron al salón de la
iglesia. Los concurrentes nada hicieron con ellos, no los echaron, no
los topetearon, los esquivaron dignamente.
Empieza la misa, y la asistente del cura, va indicando los diferentes
pasos a seguir. Los perros estaban sentados uno al lado del otro. “De
pie”, y los perros se pararon…...”sentados” y se sentaron, y
así durante toda la misa, sin ladrar, sin molestar, sin ingresar a
la iglesia, y cuando la misa terminó, se retiraron mansamente………
Conclusión, los perros también fueron a estar con Díos.
sábado, 8 de julio de 2017
ALGUNAS HISTORIAS DE MI VIDA ENTRE LOS 5 Y LOS 10 AÑOS.
Todos estos relatos sucedieron entre mis 5 y 10 años de edad.
Antes de cumplir 6 años nos mudamos a Villa Bosch, en el suburbano
bonaerense. Años 1952 a 1956.
1 – Empece a concurrir al colegio primario, en aquel entonces mi
escuela era la nro. 59. (luego 16).
La escuela estaba frente a la plaza principal y constaba de casillas
de madera, una por cada grado, más la biblioteca y la sala de
maestros. La escuela estaba recién inaugurada, con anterioridad
estaba en una casa familiar, donde se mezclaban los grados.
Luego fue construida la escuela de material, siendo el edificio el
tradicional de la época.
Mi primer maestra fue la misma que mi maestra de 6to. Grado, en esa
época el último (grado), ya que existía un primer grado inferior y
uno superior.
2 – En esa época no había calles asfaltadas en Villa Bosch,
solamente una calle, la principal, la Santos Vega, que estaba
enripiada con algo de brea. Por ésta pasaba la única línea de
colectivos de la zona, la nro. 6, que tenía de recorrido Villa Bosch
(Desde La Loma) a San Martín (Estación del F.C.G.M.). (hoy línea
328). No había teléfonos, la iluminación de las calles eran
lamparitas colgadas de los postes en algunas intersecciones de sus
calles, casi no había veredas, algunas zonas de veredas tenían
lajas, que tenían la inscripción de la Sociedad de Fomento. Entre
las calles y las veredas existían zanjas, por donde circulaba
abundante agua, principalmente en días de lluvia.
3 – Para ir al colegio los días de mucha lluvia, había que hacer
un rodeo por la estación del Urquiza y al llegar a unas dos cuadras
antes del colegio había que cruzar la intersección de la Santos
Vega y 6 de septiembre, que no se podía porque era un río de agua.
Por allí, en la época colonial, pasaba un arroyo que venía desde
la zona actual de Caseros-Santos Lugares, entonces todos los alumnos
esperábamos un colectivo 6, que gentilmente nos pasaba del otro
lado!!!.
4 – No usaba botas de goma, sino galochas, sobre los gomycuer, los
zapatos con suela de goma, irrompibles, que me los compraban dos
números más grande, para que me duren unos años. De nuevos, mis
padres le ponían algodones en las puntas para que no me “bailen”.
5 – En invierno las zangas con agua, se congelaban, los chicos
jugábamos a ir caminado por el hielo, y era raro que se rompa, pero
de vez en cuando alguno terminaba con los pies mojados.
6 – La ropa de invierno eran pantalones tipo bombachas, de franela,
gris oscuro, que los hacia mi tía Elena, que era pantalonera de las
dos o tres cadenas grandes del centro, inglesas. El pullover tejido
por mi mamá, aprovechando toda la lana de los anteriores, que ya me
quedaban chicos. Arriba el delantal blanco, la bufanda y el poncho.
7 – Iba al colegio de mañana, de 8 a 12 hrs. Cuando regresaba mi
primer tarea era ir a la Panadería La Rosa, frente a la estación
del tren, a comprar el kilo de pan francés. No lo pesaban y recibía
5 piezas. A veces había que esperar que el pan saliera del horno. Y
siempre algún coquito me comía, como para atenuar el hambre.
8 – Otra tarea que tenía era ir a comprar kerosene, dos veces por
semana. Se vendía en la calle. Carro a caballo que llevaba un
tanque grande, iba a la misma esquina, a unas 6 o 7 cuadras de casa.
Siempre había una larga cola, a veces de media cuadra. Necesitábamos
el kerosene para abastecer a nuestra cocina Aurora.
9 – Una vez volví con fiebre del colegio. Esperamos que regrese mi
papá de su trabajo, cerca de las 18 horas. Tomó algunos mates y fue
a buscar al médico pediatra. Era el único que había que siempre
iba a las casas, a hacer las visitas médicas. Su consultorio estaba
en Santos Lugares, y no había transporte directo. Tomaba el tren
Urquiza y luego tenía que caminar cerca de 30 cuadras hasta el
consultorio. El médico tomó nota y le dijo que una vez que
terminara de atender en su casa, empezaba a hacer las visitas. Vino a
casa cerca de la medianoche. Tenía yo meningitis. El médico recetó
penicilina, y le dijo a mis padres, es un remedio nuevo, pero le va a
salvar la a vida. La única farmacia que lo vendía era la Franco
Inglesa, famosa farmacia, pero que estaba en el centro de Buenos
Aires. Espero mi papá el primer servicio de tren, 04:30 horas, luego
el subte y espero hasta las 8.00 hrs en que se abrió la farmacia.
Cada cuatro horas una inyección. Llamaron a una enfermera que vivía
a unas 5 cuadras de mi casa. No tenía problemas para venir, pero de
noche había que ir a buscarla. El problema no era la inseguridad,
no había, sino las jaurías de perros, algunos con rabia. Mi tío
Cacho vino en ayuda y de noche iban mi tío y mi papá a buscar a la
enfermera. Mi tío llevaba un palo con una bolsa de arpillera atada
en una punta, embebida en kerosene y mi viejo, los fósforos listos
para encender la bolsa. Si atacaban los perros era esa la defensa.
10 – Mi papá volvía de trabajar un día de invierno, tarde, muy
frío, nublado y con poca iluminación. No había nadie por las
calles. Cerca de casa fue atacado por una jauría de 6 perros,
algunos parecían con rabia. Por suerte atinó rápidamente a subirse
a un pilar de luz, de la casa de un vecino. Y allí paso casi dos
horas, hasta que se fue la jauría. El vecino de esa casa, mientras
tanto, lo miraba desde su ventana, y lo charlaba. Otra cosa no podía
hacer. Luego lo invitó a pasar a la misma para reponerse.
11- A los diez años, para reyes, éstos me dejaron una bicicleta,
rodado 26. Todavía la tengo. Eso si, de la original, solamente le
queda el cuadro. Pero para mi es “mi bicicleta, la que me trajeron
los reyes”.
12 – Los días nacionales, cómo el 25 de Mayo, Independencia, día
de la Bandera, se celebraban en los mismos días en que “caían”.
Si un 9 de Julio era un domingo, la fiesta colegial era ese domingo.
A todas esas fiestas, las importantes, concurrían las autoridades
del pueblo, Comisario y tropa, Jefe y empleados del Correo Argentino,
Párraco y demás curas, Jefe y tropa de Bomberos Voluntarios, la
banda de la colectividad italiana, autoridades Municipales y
Pedagógicas. Y por supuesto padres, abuelos, tíos, primos grandes,
etc. Todos concurrían, vestidos para fiesta.
Y para el fin de la fiesta alfajores y caramelos para los chicos,
repartido por la cooperadora escolar.
13 – Hacia La Loma, por lo que hoy sería la traza del Camino de
Cintura, estaban las quintas, donde algunos fines de semana íbamos
en bici, con mi padre, a comprar verduras.
Un día por allí, cayo un Gloster Meteor de la brigada de Palomar.
Fuimos. Impresionaba el agujero donde se enterró uno de los motores.
Desde mi casa unos segundos antes vimos pasar una escuadrilla, donde
uno de los aviones se notaba incendiado.
14 – Un amigo de papá vivía a pocas cuadras de casa. Don Angel.
Concurría mi viejo a visitarlo y yo lo acompañaba. Era muy
agladable escucharlo hablar. Un día nos mostró su casa, con
preocupación, por el medio de la misma, se observaba que toda la
construcción se había hundido, bastante, su casa tenía techo de
loza, que también se había tumbado. La explicación: por allí
pasaba el arroyo que desembocaba en una lagunita, pasando mi casa,
unas tres o cuatro cuadras. En el partizado de los lotes no se tuvo
en cuenta todo ésto, el arroyo fue tapado con tierra y la laguna
loteada un día que estaba ceca.
15 – A cuadra y media de mi casa, vivía don Luque. Primer
habitante de la villa. Su casa ya existía antes del loteo, pues el
era puestero de la estancia de los Bosch. Para mantener la misma y el
lote, irregular que poseía, se tuvo que cerrar una calle, ya que
hubiese pasado por el medio de su lote.
En su casa tenía antigüedades que encontró en la estancia,
producto de la gran batalla de Caseros, entre los ejércitos del
Gobernador Juan M de Rozas y Urquiza. Tenía fusiles, bayonetas y un
cráneo con una espada clavada al medio. Por muchos años Don Luque
manejo una estafeta postal, que estaba en su casa. En esa época no
había carteros, por lo que la correspondencia había que buscarla
y/o enviarla en su casa. Las bolsas postales las dejaba el tren a
vapor, carreta, que pasaba por la villa a las 15 hrs. todos los días.
Muchas veces iba a la estación a esa hora para verlo.
16 – En la esquina de casa vivía Eugenio, primo de mi mamá. Era
operador de radio Splendid. El me llevó varias veces a la radio.
17 – A cuadra y media estaba la casa de mi tío abuelo Francisco y
al lado de la misma, su galpón donde tenía su herrería. Yo pasaba
muchas horas allí, viendo su trabajo. A veces me dejaba dar aire al
fuego del coque, donde calentaba los hierros para modelarlos. También
me gustaba el gasógeno, que con el acetileno usaba para soldar. Lo
que mas me fascinaba de sus trabajos era cuando construía unas
maquinas especiales para una fábrica de muñecas, que creo que
estaba por Caballito. Mi tío había copiado una que era europea y la
había mejorado.
18 – Los domingos iba a ver películas, generalmente de vaqueros,
en el colegio de los curas. Donde hacían un sala de cine, juntando
dos grados del colegio primario, en pantalla chica. Para ingresar
había que mostrar que uno había concurrido a la misa de 9 horas y
pagar una entrada, muy esfimera. La contraseña era un cartón con
números en sus aristas, que los sacristanes marcaban con una
perforadora, tipo de las que usaban los guardas de trenes y tranvías.
19 – Mi papá era boletero en partidos de fútbol en el estadio de
River Plate. Toda nuestra familia era además socios de dicho club.
Yo acompañe varias veces al viejo y lo ayudaba a vender las
entradas. Luego nos juntábamos con mi mamá y mi hermano en la
tribuna de socios. A veces teníamos que ir temprano, para poder
estar en un sitio cómodo y protegido por el techo de la tribuna
alta. Nos veíamos la tercera, la reserva y la primera……...creo
que empezábamos a las 10 de la mañana y hasta las 17 horas. Luego
al sector de socios, debajo de una de las tribunas a merendar,
generalmente con mate.
20 – Mi papá siempre me regaló pelotas de fútbol, las números
5, de cuero. Por eso siempre era candidato a jugar partidos en el
baldío de la esquina de casa, un cuarto de manzana. Pero igual como
siempre fui patadura, era arquero de por vida!!!. Pero por llevar
la pelota de cuero, siempre jugaba.
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