martes, 27 de enero de 2015

CAMPING LA PORTEÑA 1976 “LAS FICHAS DE INGRESO”

El “jefe” Ramírez, siempre estaba los fines de semana en el predio del camping.

Llevaba un estricto control del ingreso de los concurrentes, dejando constancia en unas fichas de cartón, que ordenaba en un característico cajón de metal, en tres niveles: los ingresos, los que ya habían estado y por lo tanto tenían su ficha y los “expulsados”.

Cuando uno ingresaba anotaba en la ficha los datos del referente del grupo y la patente del auto que ingresaba, además de fecha y hora de ingreso y egreso.

Cuando un cliente llegaba tomaba su ficha, colocaba el nuevo ingreso y colocaba la ficha en el sector de los presentes.

Si era un acampante nuevo hacia la correspondiente ficha.

Pero, si no conocía al nuevo, o no encontraba la correspondiente ficha con un ingreso anterior, lo primero que hacia era verificar por la patente del vehículo, si ese grupo tenía vedado el ingreso.

Eran cerca de las 22 hrs y yo me encontraba en la casilla de ingreso, cuando llega un auto con una familia, de cinco concurrentes. Ramírez no los recordaba entonces pregunta si ya habían estado y la respuesta fue “primera vez”, pero fiel a su estilo, consulta primero en sector de “expulsados”, por apellido no los encuentra pero por numero de patente si. Ese coche y los concurrentes había sido invitados a retirarse en su última visita, por ruidosos, la ficha estaba cruzada con una amplia cruz roja !!!!

Amablemente el Sr. Ramírez le informa a la familia concurrente que no hay más lugar en el camping, sin entrar en detalles ni propiciar discusiones.

Las personas se van a retirar, pero el representante de los ingresantes, solicita permiso para ir al baño, lo que le es concedido. Pero el Sr. Ramírez, un gran observador del comportamiento humano, inmediatamente le llama la atención que la familia desconoce el lugar de los baños y tuvieron que preguntar “donde están los baños”. Eran gente muy pacifica y educada. Cuando vuelven del baño y sin mediar comentarios saludan y se dirigen a su vehículo para retirarse. El administrador llama al referente del grupo y se pone a charlar con el mismo,  casi en un tono de leve interrogatorio...........terminado el mismo se invita al visitante a ingresar a la cabina y luego de unos minutos, sonrisas de por medio y en apariencia todos tranquilos y contentos, le buscan una buena parcela y la familia entrante se dispone a armar su carpa y quedarse a disfrutar de un buen fin de semana.

Ramírez regresa a la administración y yo detrás de él, pero también entran varios acampantes, todos conocidos. Ansiosos de conocer el cambio.  Luego de un breve silencio, informa:

“Y compraron el auto hace un par de meses, no eran los mismos que tienen vedado el ingreso”.

domingo, 25 de enero de 2015

ESCRIBANO SR. RAMÍREZ Y EL CAMPING “LA PORTEÑA” DE ARECO BS.AS.

Creo que fue a fines de 1975 o principios de 1976, en nuestra segunda o tercera concurrencia al camping La Porteña, que fue cuando vivimos esta historia, con un poco de desconcierto al principio, pero con necesaria obediencia, porque en definitiva el reglamento existía y había que cumplirlo.

Inaugurábamos en familia un viejo Peugeot 404, que arrastraba nuestro querido tráiler Pionero 200, rumbo al camping por la ruta 8, nosotros cuatro y mi mamá, cerca de la ruta 197 se rompió un buje de la palanca de cambio, y entonces solamente entraban dos cambios chichos, por lo que seguíamos avanzando a no más de 40 km por hora!!!!, volvíamos hacia casa y en el camino de regreso encontramos un negocio de repuestos Peugeot, paramos y conseguimos los dos bujes que van a la salida de la palanca de cambios hacia la caja, fuimos hasta una estación de servicios de la zona y pedimos prestada la fosa, en menos de una hora cambie el buje y seguimos viaje al camping ya con todos los cambios disponibles.

Pero eso hizo que llegáramos a nuestro destino a las 23.45 horas y nos encontramos con la barrera de ingreso cerrada. Dejamos el auto y el tráiler al costado de la entrada y fuimos hasta la oficina de ingreso, allí estaba el Sr. Ramírez, le explicamos el problema que tuvimos, pero el reglamento era estricto y no pudimos ingresar. Pero previo permiso el Sr. Ramírez nos permitió quedarnos en la entrada, donde abrimos el tráiler y dormimos hasta las 7.30 de la mañana siguiente, a la razón hora de entrada permitida, y nos pudimos ubicar en una parcela, donde armamos nuestro campamento definitivo.

Con el tiempo y luego de concurrir muchos fines de semana a La Porteña, aprendimos que el reglamento del mismo era inviolable y siempre se cumplía y a pesar de la amarga experiencia de la llegada tarde, siempre fuimos devoto del mismo. Y estábamos conforme con su aplicación, que siempre resulto muy estricta. Creo que eso hacia que el campamento fuese muy agradable, tranquilo, seguro y que todos los que volvían lo hacían con la obligación de ser distintos y obedientes.

Nunca viví en un campamento, donde concurrían muchos acampantes, que hubiese tanta armonía, seguridad y buenos tratos.

Lastima que el Sr. Ramírez, muy pronto se fue a manejar otros campamentos, en el cielo, y sus reemplazos si bien siguieron con su gestión “estricta”, el reglamento se fue diluyendo bastante, pero siempre ese camping tuvo restos de su fundador, y si bien las ordenes fueron diluyéndose, había que cumplirlas, y los que empezamos en ese camping nuestra experiencia del buen pasar, seguimos por mucho mas tiempo aprovechando su idiosincrasia muy particular y respetable.

PENSAMIENTO DE THOMAS JEFFERSON (1802)

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miércoles, 7 de enero de 2015

QUE BRONCA!!!! SE NOS FUE EL “POCHO” ó “EL MONO”

Amigos chaperos y de La Nena, se nos fue otro gran amigo, precursor del compañerismo y de las buenas formas del trato, entre “bandos enemigos”, entre los que cotizan un trabajo y los que lo realizan, siempre con su fresco humor, donde solamente lo vi enojado un par de veces, en 40 años de amistad comercial y personal.

Siempre voy a recordar las cenas en la cantina de “Cacho”, y siempre voy a disfrutar de verlo comer su ensalada de frutas o su helado, coronado con abundantes filetes de anchoas !!!!???.

Su alias era “POCHO”, pero como siempre andaba empleando  frases donde la palabra “MONO”, era su favorita y repetitiva, los amigos lo valorábamos con este último sobrenombre.

 

MONO TE VAMOS A EXTRAÑAR !!!!