jueves, 22 de noviembre de 2018
LOS CUENTOS DEL TÍO Y OTROS....
CASO NRO. 1
“MANDE UN PESO Y ESPERE…..”
El aviso escrito salió en varios diarios nacionales, en formato destacado.
Indicaba resaltado la frase clave: “mande un peso y espere”, más abajo el domicilio a donde debía ser enviado el dinero.
El aviso fue publicado en días seguidos. Inmediatamente el pueblo empezó masivamente a conversar sobre el raro y distinto mensaje, e inmediatamente se tejieron muchas teorías. Pero hubo muchas personas, que impulsadas por el misterioso mensaje, enviaron su peso!!!
Y así pasaron los días. Y muchos se empezaron a preguntar que había sido y cuales eran las posteriores consecuencias de tal acción. Casi todos los que enviaron su peso esperaban que con el pasar de los días recibieran, cómo menos, el doble del peso que habían enviado, o algún regalo desconocido.
Pero nada, nada sucedió.
Algunos fueron al domicilio al que se envío el dinero. La persona, que atendió siempre y muy amablemente, les decía “tienen que esperar…...”
Y entonces intervino la justicia, y el creador de tal situación, se presentó al juez y dijo: “Yo lo único que le pedí al que quisiera enviar un peso, es que espere…..y bueno que sigan esperando…...”
Parece que al hombre no lo condenaron, pero dicho accionar hizo que se cambiaran las leyes, y tal maniobra se convirtió en un delito.
Nunca se supo la cantidad de dinero que se le envío.
Mi padre, siempre contaba esa anécdota, él se vio tentado a enviar su pesito, y se fue de éste mundo esperando…….
CASO NRO. 2
“MÁQUINA INFALIBLE PARA MATAR LANGOSTAS”
Allá lejos en el tiempo la zona pampeana argentina sufrío una terrible invasión de langostas. La plaga fue devastadora, quedando los campos “pelados” en contar de horas.
Las autoridades y los campesinos no sabían o no tenían forma de combatirla. Las perdidas eran enormes.
Pero un día en todos los diarios del país se anunciaba que tal persona había encontrado la solución al problema generalizado de las langostas y por un costo relativamente bajo, que se le debería enviar, a vuelta de correo, se le hacia llegar “una maquina infalible para matar langostas”.
Muchos enviaron su cuota y esperaron hasta que, todos, empezaron a recibir por correo la tan esperada “solución”.
Se abría la encomienda postal y dentro de la caja se encontraban dos maderitas de aproximadamente 20cm por 5 cm, marcadas una con una “A” y la obra con una “B”. Y un folleto con las instrucciones: “Tomar una langosta, colocarla en la tablita marcada “A”, colocar sobre la langosta la tablita marcada “B” y presionar fuertemente con ambas manos. El insecto muere instantáneamente e infaliblemente”.
CASO NRO. 3
“EL ANILLO DE ORO”
Principios de los 60. Mis padres vivían en el pueblo de Villa Bosch, en el conurbano bonaerense.
Una tarde mi madre estaba caminando, luego de realizar algunas compras, hacia su casa.
Imprevistamente un señor, de unos 50 años, que caminaba detrás suyo, le dice fuertemente “Señora, señora a Ud. se le ha caído éste hermoso anillo de oro, que acabo de levantar del suelo’”.
Mi madre, siempre muy desconfiada pero amable, entabla conversación. Luego de algunos intercambios verbales, sobre el peso del anillo, lo brillante del oro, la suerte de que “ambos” hubiesen encontrado semejante objeto, el señor va por su “solución”, el anillo era evidentemente para un uso femenino, por lo que le entregaría a la señora tan bella alhaja y a cambio ella le entregaría el dinero, aunque el mismo no sea mucho, para compensar su altruismo.
Mi mamá le dijo “buenas tardes” y salió casi corriendo para su casa…….
CASO NRO. 4
“EL TELEGRAMA”
Zona de departamentos en Devoto, CABA. Año 1984.
El edificio contaba con 13 departamentos en dos bloques. Nosotros vivíamos en el Depto. 8, último bloque, que daba hacia el pulmón de la manzana. Se usaban escaleras, ya que el edificio no poseía ascensores.
Mi esposa estaba buscando trabajo y se había presentado en varias e importantes empresas. En esa época la aceptación del empleo se hacia por medio de un telegrama.
Estaba ella sola en el departamento, cuando a media mañana suena el timbre del portero eléctrico. Atiende y le dicen “cartero para entregar un telegrama”. Suba le dice entusiasmada por la posibilidad de haber encontrado un trabajo. “no puedo subir porque estoy con la bicicleta del correo y no la puedo dejar sola en la vereda, baje Ud.”.
Tuvo un instante de buen pensamiento, y pensó “éste hombre esperará un rato hasta que yo baje”. Así que tomó su documento y unos pesos para dar de propina, ya que el acontecimiento del trabajo la alegró mucho. Pero sin dejar de perder su seguridad. A medida que pasaba el tiempo no le gustaba la situación, más que otras veces el cartero subía hasta el departamento.
Antes de salir al pasillo, miro por la mirilla sin ver a nadie, pero por las dudas trabó la puerta con la cadenita y abriendo la misma observó el entorno de la escalera. Nadie se encontraba. Salió lentamente y cerró la puerta del ingreso con llave y cerrojo y bajó.
No había nadie en la vereda que fuese un empleado del correo. No subió inmediatamente, se quedo en la vereda, como quien espera a alguien. Unos minutos después ve bajar por la escalera del fondo, la nuestra, una persona desconocida, se aleja y espera que éste se vaya.
Seguramente esperaba en el piso superior al nuestro pensando que con la emoción de recibir un recado, dejase la puerta abierta.
CASO NRO. 5
“AGUA QUE INGRESA BAJO LA PUERTA DE ENTRADA”
Mismo departamento que el indicado en el caso nro. 4. Nuestros hijos tenían 6 y 8 años. Tuvimos una emergencia y yo tuve que llevar a mi esposa al hospital, a seis cuadras pasando la barrera del Urquiza. Tuvimos que dejar a los chicos en el departamento, solos, ya que no encontramos disponible a ningún vecino que los cuide.
Previo las recomendaciones de rigor, existentes con anterioridad ya que instruíamos a los chicos cómo tenían que actuar, salimos con mi esposa. La llevaba al hospital la dejaba en la guardia y volvía, luego regresaría con los chicos para acompañarla.
Igualmente no los podíamos dejar totalmente sin una vía de escape, por cualquier emergencia. Así que sobre el techo del modular dejábamos un par de las llaves de nuestro departamento. Ambos, luego de probar varias veces, colocando una silla contra el modular, podrían llegar a tomar las llaves, y entonces abrir la puerta y salir del departamento, cómo todo ello les llevaría un cierto tiempo, no abrirían la puerta intempestivamente.
Al regresar ambos estaban bien y muy atentos.
A pesar que por debajo de la puerta de ingreso, había entrado bastante agua. No se asustaron, no abrieron la puerta, según nuestras instrucciones, habían observado por la mirilla, pero no observaron a nadie.
Era bastante normal que ingresara agua por debajo de la puerta, pero solamente los días de la limpieza del edificio, dos días hábiles de la semana, pero ese día era un sábado.
Un vecino contó mas tarde que vio salir a dos personas del edificio llevando un balde.
CASO NRO. 6
“LOS AUTOS QUE INGRESARON POR MALVINAS”
En la época del 1950, en nuestro país se empezaron a construir autos. Y por un tema de protección de nuestra industria y de conceptos de nacionalismo, se prohibió el ingreso de autos extranjeros.
Un día ingresa al puerto de Buenos Aires un carguero lleno de vehículos extranjeros en sus bodegas. La aduana impide que los mismos sean bajados y comercializados.
El responsable del ingreso vehicular se presenta ante las autoridades y muestra un certificado de porte, con procedencia en las Islas Malvinas.
Y le pregunta al funcionario “ de donde y de que país traigo los autos?” De las islas Malvinas que son Argentinas, fue la contundente respuesta.
Los autos ingresaron y se vendieron.
CASO NRO.7
“EL CABALLO GANADOR”
Un señor, muy adinerado, conocido, integrante de la mejor sociedad pudiente del país, apellido intachable, se presenta en una concesionaria de autos de altísima gama un día sábado.
Lo atiende el Sr. Gerente y le muestra varios autos en exibición. El hombre elige un auto, único en el mercado, y muy caro, el más caro de todos los que estaban en venta. Hace los papeles reglamentarios y abona el total con un cheque personal. Y se retira manejando muy contento su nuevo auto.
Un hora despues ingresa un señor, con ropa de obrero, manejando el mismo auto. Pide hablar con el gerente. Le muestra los papeles del auto y le pide si le puede informar si el auto es legal, ya que recien lo compra pagando por él menos del 20% del valor que había costado.
El Gerente se asusta le saca el auto, se dirige a la policia y denuncia una situación de estafa.
Al medio día, de la misma fecha, la pólicia detiene al primer comprador, cuando intenta embarcarse hacia la ciudad de Montevideo, y lo coloca en situación de preso incomunicado.
En la carcel éste hombre soborna a un cuidador, con la intención solamente, de conocer que caballo paga el mejor dividendo en el hipodromo de Maroñas (Montevideo).
El lunes apenas se abre la atención bancaria, se presenta el gerente de la concesionaria acompañado por la justicia, y presente la prueba del delito, el cheque de la compra. Pasados unos minutos el cajero del banco le entrega todo el dinero con el que fue librado el cheque.
El adinerado hombre y el obrero hacen un juicio a la empresa vendedora del auto. Uno por una suma que represento el segundo valor de la venta, por el importe que pago e mejor caballo que ganó el domingo siguiente en Montevideo, suma millonaria, y el obrero por haberle “robado” el auto que el compró legalmente.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)